Que sean los últimos 40 años

Por Andres Cisneros, 2 de abril de 2022. Ex canciller argentino

Un país no exhibía una política interna que el mundo respete no tiene la posibilidad alguna de imponer una política exterior que produzca resultados. Apelando solo al reclamo jurídico, los argentinos terminamos quedándonos con la razón y los ingleses con las islas.

Leopoldo Galtieri,presidente del facto del país hacia 1982, saluda a Oscar Jofre en las islas Malvinas.

Argentina siempre ah reclamado sus derechos y Londres siempre rehusó discutirlos, cargando con la responsabilidad histórica de negarse a un dialogo civilizado.El creciente peso de la opinión publica en la cultura occidental, rasgo característico en los años finales del siglos veinte, venían aportando, década tras década, cada vez mas crédito a un país mas débil cuyo reclamo de negociaciones era por tanto tiempo tan altaneramente ignorado.

Entonces alguien decreto el fin de la paciencia, iniciamos una guerra y gobernantes irresponsables nos perjudicaron en dimensiones todavía no terminadas de comprender. Aparte de su utilización bastarda por parte de un régimen por todos condenado, de entre sus varios significados, el 2 de abril quedara seguramente en la Historia como una exasperada expresión de impotencia ante una realidad que no se consigue cambiar, un intento agónico de hacer valer un derecho de la peor manera posible: con sacrificio irremediable de vidas heroicas, cuando no había chance alguna de imponerse.

La política tradicional sobre Malvinas siempre fue juridicista, Inteligente, porque nuestros títulos son mejores. Pero insuficiente, porque el mundo no se rige todavía en base al derecho. Así, apelando solo al reclamo jurídico, los argentinos terminamos quedándonos con la razón y los ingleses con las islas, o los uruguayos con las pasteras. Narcotizados de juridicismo, derivamos hacia otra forma de la impotencia: la mera retorica. Una de las ventajas de la retorica es que su vinculacion con la realidad no tiene porque ser muy estricta: el discurso tonante y la imprecacion patria suelen ocultar eficazmente la incapacidad de conseguir nada.

Incluso hasta hoy, la mayo parte de la opinion publica argentina desconoce datos escenciales sobre Malvinas. Uno de ellos es que no una sino dos veces el Reino Unido tento reconocernos la soberania y sendos gobiernos argentinos resultaron no estar a la altura de esa oportunidad historica.

La primera vez, en el ultimo gobierno de Peron, el embajador británico entrego a nuestro gobierno un non parer proponiendo estudiar conjuntamente un sistema emparentado con el que terndria éxito en Hong Kong: reconocimiento inmediato de nuestra soberanía que se efectivizaria cien años después, a lo largo de los cuales Argentina participaría crecientemente en la administración de las islas, con derecho a designar, alternadamente con Londres, al Gobernador en Stanley (despues Puerto Argentino). Pero instruyo a su canciller Alberto Vignes que negociaría un plazo menor, pero aceptando la oferta ” porque una vez que entremos no nos sacan mas”. Pero Peron murió semanas después y nuestro pais, durante muchos años resulto institucionalmente incapaz de exhibir ante el mundo un regimen y un gobierno dignos de repeto.

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Alexander Haigh y el general Lepoldo Galtieri

La segunda vez fue a fines de 1980. La Primer Ministro envió a un altísimo representante, Nicolas Ridley, a proponer algo de resultados semejantes y, aunque en la Camara de los Comunes la propuesta no iba a prosperar, la Junta que nos gobernaba nunca emitió una respuesta útil, se dilato todo en 1981 y decidieron abruptamente ir a la guerra de 1982, sin haber explorado esa posibilidad.

De acuerdo en que los ingleses las usurparon, que son un resabio colonialista y que casi nunca obraron de buena fe, pero nosotros, como sociedad, estuvimos siempre tan ocupados en las disputas internas que no supimos aprovechar esas ventanas de oportunidad.

Otra cosa que se ignora es la actitud del actual secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Gutierres, quien hace mas de un año temerariamente manifesto que “la gente en esos territorios esta todavia esperando que la promesa del autogobierno resulte honrada” en abierta coincidencia con la tesis britanica sobre Malvinas.

Repaso a continuacion varios casos a descolonizar, pero omitiendo a la diferente posicion argentina, con “relevantes resoluciones” del organismo que detalla sin incluir la historica decision de la Asamblea General – su maximo organismo – que en 1965 dicatamino que la autodeterminacion no es aplicable al caso. Sin embargo afirma que “la descolonizacion es un proceso que debe ser guiado por las aspiraciones y necesidades de las comunidades que viven en los terrritorios”. Elige decir comunidades y no habitantes, aspiraciones y no intereses,negando abiertamente lo decidido por la Resolucion 2065 de la Asamblea General del organizmo que conduce y haciendo suya la base misma del argumento de la Corona.

Para agravar la sospresa, confirma: “Debemos continuar constituyendonos en un foro de dialogo provechoso entre los Terrritorios y las Potencias administradoras para facilitar a la gente de los territorios el tomar decisiones solidas sobre su futuro”. De nuevo, ni una palabra sobre que Malvinas de ninguna manera es el caso de un dialogo entre los habitantes (los isleños) y Gran Bretaña ( la potencia administradora) sino declarada por la ONU, oficialmente, como disputa entre dos estados, el Reino Unido y la Argentina, respetando los intereses de los habitantes pero no reconociendole derecho a la autodeterminacion. Los isleños son cuidadanos britanicos y, si se les reconociera el derecho a tomar decision, los convertiriamos en juez y parte, absurdo mecanismo no contemplado en la Carta de las Naciones Unidas ni en ninguno cuerpo normativo aceptado en el mundo. Finalmente, nada menos que un Secretario General continua con “nosotros estamos en deuda con la gente que vive en esos Territorios para que puedan completar su objetivo historico” Y ya sin anestesia, remata: “Es nuestro deber atender a las preocupaciones y ampificar la voz de quienes viven en esos territorios”

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No una sino dos veces el Reino Unido tento reconocernos la soberania y sendos gobiernos argentinos resultaron no estar a la altura de esa oportunidad historica.

Todos los secretarios generales han tenido el mandato de aplicar sus buenos oficios para que las partes se sienten a dialogar. Con exepcion del peruano Perez de Cuellar, históricamente sus aportes han sido menos que modestos. En ese mismo Comite de los 24, Argentina y el Reino Unido cumplieron, año tras años, en redundar los archisabidos discursos, todo un eco del anterior, y luego las autoridades del organismo como que nos acompañan gentilmente a la puerta deseandonos suerte, los esperamos el año que viene, sigan partincipando. Asi, durante 55 años. De los limitados progresos muy pocos, si alguno, se profujeron a causa de la intervencion de la Secretaria General. Y ahora nada menos que un Secretario General reduce a solucion a que simplemente la potencia administradora dialogue con los habitantes de las Islas, ignorando la existencia de un Estado como Argentina que reclama el ejercicio de soberania efectiva en esas tierras.

El gobierno argentino presento una queja de estilo, por no mucho mas alla de eso. El tema es grave, porque no estaríamos ante una postura meramente personal de un Antonio Guterres eventualmente mal asesorado, sino de una nueva muestra del abierto progreso de una tendencia universal de la opinión publica en apoyo de los derechos personales, que llevan a favorecer a la autodeterminación mas que de los derechos territoriales que reivindicamos nosotros.

Es preocupante pero de todas maneras, el caso Malvinas podria alcanzar una solucion este siglo. Mucho menos por las astucias de abogados y diplomaticos o los giros retoricos de algun Secretario General, que por el hecho previo, imprescindible, de que Argentina supere la grieta que la inmoviliza y, en tres o cuatro decadas – si a partir de ahora hacemos las cosas bien- vuelva a ocupar en el mundo la posicion de peso y pretigio que nunca debio perder, porque un pais que no exhiba una politica interna que el mundo respete, no tiene posibilidad alguna de imponer una politica exterior que produzca resultados.

Este Gobierno y los que sucedan por varios periodos deberian promover, en los colegios, las universidades, las fundaciones, los centros de estudios juridicos, geograficos y de relaciones internacionales, aqui y en el extranjero, el mas amplio de los debates que permita ir construyendo consensos, con la fecunda lentitud que caracteriza a los conceptos que van profundisando raices. Porque la solucion Malvinas va a provenir mucho menos de las cruzadas historicas que del trabajo serio y constante. Es alli donde se decidira este asunto.

La solucion Malvinas vendra dentro de muchos años, cuando volvamos a ser fuertes y unidos adentro. Tendriamos que trabajarlo durante años para que los benficios recaigan en la siguiente generacion, tal incluso en otra mas. Construir ahora para beneficio de quienes todavia no nacieron fue la conducta de nuestros mayores que generaron la posterior grandeza argentina. Pero para ello se necesita que volvamos a ser gobernados por estadistas, no por militantes y menos operadores. Que en 2023 los argentinos recuperemos la capacidad de trabajar esa esperanza.

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