Una historia sobre Malvinas que debía ser contada

www.lavozdelpueblo.com.ar – 06/06/2025

Fernando Manzanelli había finalizado su etapa de conscripto e iba a iniciar la carrera de Arquitectura, cuando fue convocado a sumarse al Regimiento de Infantería 12, en Mercedes. Hijo de un militar de alto rango, tuvo una tarea destacada en la guerra. Una serie de circunstancias llevaron a que, transcurridas más de cuatro décadas, comparta su experiencia.

Por Alejandro Vis

El Veterano de Guerra de Malvinas, Fernando Manzanelli, brindó una charla el viernes 30 en el “Encuentro de Héroes”, que se desarrolló en el marco del 70º aniversario de la Sociedad de Bomberos Voluntarios. Es de Mercedes, provincia de Corrientes, ya había sido contactado anteriormente por Adriana Gaitán y la iniciativa además contó con el acompañamiento del colectivo cultural Malvinas Siempre.

“Estaba medio cerca, por ir a visitar a un amigo en Daireaux. Fue la oportunidad de ir a Tres Arroyos”, recordó en un diálogo con La Voz del Pueblo. El salón de Bomberos Voluntarios colmado reflejó el interés que generó la propuesta; pudo conversar con ex combatientes y también con Mónica Giménez, quien fue esposa de Roberto Reducindo, sobreviviente del crucero ARA General Belgrano que falleció una década después de la guerra por una enfermedad.

En el encuentro, también habló de sus vivencias en Malvinas el ex combatiente tresarroyense Juan Van Waarde.

Clase 1962

Cuando Fernando se sumó al Regimiento de Infantería 12, para formar parte de la guerra en las islas Malvinas, tenía 19 años. “Yo soy clase 1962, ya estaba dado de baja del servicio militar”, señaló. Al ser convocado, iba a comenzar la carrera de Arquitectura en la Universidad Nacional de La Plata, faltaban solo cuatro días para el inicio. Luego de la guerra pudo cursar los estudios y se recibió de arquitecto a fines de 1987: “la familia y el estudio fueron mi terapia”.

Por entonces, el Regimiento de Infantería 12 estaba asentado en Mercedes, su ciudad, ahora se encuentra en Toay, provincia de La Pampa.

Llegaron a las islas Malvinas a mediados de abril, aproximadamente dos semanas después del desembarco argentino. Explicó, en este sentido, que “fuimos movilizados primero desde Mercedes hacia Paraná y tomamos un vuelo a Comodoro Rivadavia. Nos trasladaron a Caleta Olivia, donde estuvimos unos días, regresamos a Comodoro Rivadavia y cruzamos a las islas, a Puerto Argentino. Nos llevaron a Pradera del Ganso”.

El regimiento era muy grande, “entre soldados, suboficiales y oficiales tenía cerca de mil efectivos”. En las instancias decisivas, intervinieron también otras unidades, en lo que se denominó “fuerza de tareas Mercedes”, de dónde provenía la mayor parte de los integrantes.

Si bien transcurrieron varias semanas hasta que entraron en combate, “siempre teníamos algún tipo de visitas por parte de los ingleses, ya sea de artillería naval o de aviación, algunos bombazos que nos pasaban por encima de la cabeza”, sostuvo.

Un padre militar

El caso de Fernando es particular, porque su padre Ulises Delfor Manzanelli era militar. “Tranquilamente podía haber levantado un teléfono y decir que yo me quedaba en Mercedes o en Comodoro Rivadavia, sin cruzar. Pero era incapaz de hacer una cosa de ese tipo”, destacó.

Al respecto, observó que “no me puse a investigar, pero debe ser el único soldado conscripto, hijo de un militar de alto rango, que estuvo en Malvinas”.

En este contexto, mencionó que “papá estaba en la ciudad de Comodoro Rivadavia durante la guerra y pidiendo ropa de combate. Falleció en 2015. Había sido retirado en 1964 con el problema que se produjo en el Ejército entre azules y colorados, en la ciudad de Salta. Pero el militar siempre sigue siendo militar y el viejo, aunque no tuvo participación en las islas, quería de alguna manera ser protagonista”.

Las charlas

Fernando no contaba su experiencia en charlas, el primer paso fue realizar un escrito acerca de lo que vivió en combate. “Surgió a partir de un asado y de las palabras de un camarada, en un audio que me envió con posterioridad. Esto llevó a que me ponga a escribir un poco y sea más consciente de lo que poco o mucho que uno pudo hacer”, indicó.

¿Qué le dijo el camarada?: “Yo sé Fernando que vos dirigiste el exitoso repliegue en el cual le salvaste la vida a soldados”. No había tomado dimensión de su tarea y decidió, en principio, dejar un testimonio en un texto para cuando ya no esté físicamente. “Después pensé, porqué voy a ser tan egoísta que por lo menos mis seres más cercanos no sepan la historia de uno”, reflexionó.

Por este motivo, redactó lo sucedido “específicamente la noche del 27, todo el 28 y medio día del 29 de mayo. Se lo dediqué a mis cinco

primos, tres hermanos, a mi señora y a mis cuatro hijos. En la teoría, no tendría que haber salido de ese círculo familiar, un primo que tengo en La Plata se lo hizo llegar a Adriana Gaitán y ustedes -dijo sonriendo en referencia a los periodistas- son un reguero de pólvora”.

Son situaciones límites, en las que “aflora lo bueno y lo malo del ser humano. Vi todo lo que te podes imaginar y lo que no te podes imaginar en la guerra. Aparecen las virtudes y las debilidades del ser humano absolutamente potenciadas”.

Con firmeza, expresó que “un Veterano de Guerra para mí es un hermano” y valoró la posibilidad de compartir lo que sucedió en Malvinas para que los testimonios lleguen a nuevas generaciones: “Con los años, la historia va poniendo las cosas en su lugar. Cuesta mucho, pero vamos en ese camino”.

No guarda “ningún tipo de resentimiento” con quienes integraban las fuerzas militares inglesas. “Uno entra en combate, ellos quieren defender lo que consideran suyo, nosotros defender lo nuestro. Y además fueron caballeros, una vez que terminó el combate hubo un trato muy bueno hacia nosotros”, valoró.

Durante la charla, habló de los reconocimientos. “El tema de héroe, por lo menos para mí es raro, es como que te queda grande el saco. El héroe para mí fue San Martín, Belgrano, Güemes, que hicieron grande a nuestra Nación. Nosotros pusimos nuestro granito de arena, pero héroes no me termina de convencer”, consideró.

Gracias

Llegó el día, luego de la guerra y la incertidumbre, de volver a ver a sus seres queridos. Ocurrió en Campo de Mayo, en la escuela de suboficiales. “Nos llevaron a ese lugar para tratar de que recuperemos algunos gramos o algunos kilos. Ahí mi padre pudo ingresar, dejaron que me vea. Estuve con mi padre, mi madre, hermanos y mi cuñado”, contó.

Encontró la manera de que la mochila, que implica la guerra, le impida avanzar. Pudo retomar su vida, recibirse de arquitecto, formar una familia.

Transcurrieron más de cuatro décadas. Su labor en Malvinas no había trascendido, pero es tiempo de conocerla y apreciarla. Como ocurrió en Tres Arroyos, donde fue escuchado con mucha atención y recibió un sostenido aplauso a modo de agradecimiento.

La charla completa

El colectivo cultural Malvinas Siempre, en su cuenta de Facebook, incluyó el video de la charla que tuvo lugar en Tres Arroyos. Es la manera de observar la presentación de Fernando Manzanelli. La filmación fue realizada por Inés Segovia.