Malvinas: Educación y Memoria

Los treinta años transcurridos desde la guerra de Malvinas se presentan como una oportunidad para reflexionar sobre el pasado argentino reciente, para reafirmar la soberanía argentina en el Atlántico Sur y para pensar en su enlace con el presente y el futuro. Este aniversario activa la posibilidad de construir espacios de diálogo en todas las escuelas del país. Por un lado, recordando y rindiendo un merecido homenaje a los veteranos, ex combatientes y caídos en nuestras Islas Malvinas. Y, por otro lado, indagando en los acontecimientos del pasado desde las pasiones políticas actuales, marcadas por la nueva oportunidad de construir la patria grande latinoamericana.
Por estas razones, el Ministerio de Educación de la Nación pone a disposición de las escuelas primarias y secundarias de todo el país un material integrado por un afiche y un cuadernillo para el docente que incluye información,
aportes para la reflexión y propuestas de actividades. Estas publicaciones se completarán con otros materiales que el Ministerio prepara para el 2013, cuando se cumplan los 180 años de la usurpación británica, que permitirán ampliar el tema de la soberanía entendida como un enlace entre la historia, la construcción de la nación y la importancia de los recursos naturales.
Desde el año 2003, el Ministerio de Educación viene desarrollando una política educativa de memoria cuyo objetivo principal es acompañar y facilitar la tarea de enseñar en las escuelas temáticas complejas y dolorosas del pasado
argentino reciente. Actualmente, esta política inscribe sus acciones en el marco general de la Ley Nacional de Educación N° 26.206 que en su artículo 3° señala: “La educación es una prioridad nacional y se constituye como política de Estado para construir una sociedad justa, reafirmar la soberanía e identidad nacional, profundizar el ejercicio de la ciudadanía democrática, respetar los Derechos Humanos y libertades fundamentales y fortalecer el desarrollo económico-social de la Nación”. En particular, en consonancia con el artículo 92 de la misma Ley, esta política propone recursos para la efectiva inclusión de los contenidos curriculares mínimos comunes a todas las jurisdicciones, tales como la construcción de una identidad nacional desde la perspectiva regional
latinoamericana (particularmente la región MERCOSUR); la causa de la recuperación de Malvinas; y el ejercicio y la construcción de la memoria colectiva de la historia reciente. Acciones que tienen para la Ley el objetivo de “generar
en los/as alumnos/as reflexiones y sentimientos democráticos y de defensa del Estado de derecho y la plena vigencia de los Derechos Humanos”.
La palabra Malvinas concentra múltiples sentidos en la memoria colectiva de los argentinos, sentidos que cambian y se van rearticulando desde las preocupaciones presentes, y que constituyen desafíos nuevos para la enseñanza.
Malvinas fue y es el nombre de varias cosas: la usurpación colonial, la lucha anti-imperialista, la soberanía, la siluetas dibujadas en el pizarrón escolar, la única guerra librada por la Argentina en el siglo XX durante una dictadura que
ejerció el terrorismo de Estado, los traumas y el abandono de la posguerra, la memoria de los caídos, las marcas regionales de una experiencia que se inscribe de modo diferenciado en el territorio nacional. Y es, además, la oportunidad de asumir el desafío de encarar el desarrollo de la nación enlazado con el destino latinoamericano.
Malvinas no es un tema nuevo para la escuela. Desde que la reforma educativa de 1941 lo incluyó en la currícula su presencia fue constante. Primero a través de las disciplinas historia y geografía y, posteriormente, a través de las
efemérides. La memoria escolar de miles de argentinos lleva grabada la frase “Las Malvinas son argentinas”. La enseñanza de este tema se inscribía en una tradición que se proponía, a través de la escuela, construir un sentimiento nacional. Esta permanencia fue alterada por la guerra de 1982, que puso en evidencia la dificultad de sostener un discurso nacional después del uso que el terrorismo de Estado había hecho del mismo para legitimarse.
Además de la inscripción curricular, Malvinas estuvo y está presente en los rituales escolares. Primero en la fecha del 10 de junio, el “Día de la Afirmación de los Derechos Argentinos sobre las Islas Malvinas y Sector Antártico”, que rememoraba la designación en 1829 del primer gobernador en las islas, Luis Vernet. Y desde el año 2000, en la fecha del 2 de abril, el “Día del Veterano y de los Caídos en Malvinas”, un feriado nacional incorporado al calendario escolar que señala el comienzo de la guerra y convoca a recordar a quienes pelearon en ella.
La propuesta del afiche: una visita a un sitio de memoria.
Esta propuesta tiene por objetivo brindar herramientas para que los docentes y los alumnos realicen un trabajo activo de producción y reflexión que tenga como punto de partida la efeméride, pero que también pueda habilitar un trabajo sostenido en el tiempo.
El material, destinado a la escuela primaria, está estructurado en un soporte visual, un afiche, que representa una escena escolar: la visita de una maestra y su grupo de alumnos a un “sitio de memoria”, un monumento que recuerda a los caídos en Malvinas ubicado en Puerto Madryn, Chubut. Además de la fotografía del monumento, el afiche incluye una serie de objetos que permiten trabajar distintas dimensiones de la “cuestión” y la “causa” Malvinas.
Este material se dispone como puerta de entrada para organizar diferentes recorridos en función de los distintos niveles de comprensión del primer y el segundo ciclo. Los objetos que aparecen en el afiche pueden pensarse al modo de un juego de encastre y, en este sentido, asumir variadas figuras dependiendo de cómo se elija disponer las piezas. Dejamos abierta la posibilidad de que el docente proponga nuevos encadenamientos y relaciones según el grupo con el que trabaje.
La propuesta parte de la idea de considerar la potencialidad pedagógica de los “sitios de memoria”. Con esta categoría, acuñada por el historiador francés Pierre Norá, hacemos referencia a los lugares, los personajes, los sucesos y los objetos que tienen un alto valor simbólico para una comunidad debido a que expresan una voluntad colectiva de conmemorar y recordar. ¿Dónde se “guarda” la memoria de un país? ¿Dónde se materializa? ¿En qué individuos, situaciones, lugares, se concentra? El 25 de mayo de 1810, el guardapolvo blanco, la Casa de Tucumán, la figura de Belgrano o la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) son ejemplos del peso que este tipo de “sitios de memoria” pueden tener en la cultura y de cómo el pasado puede ser un terreno propicio para encontrar elementos de cohesión e identificación colectiva.
Los “sitios de memoria” pueden convocar memorias contrapuestas, lo que los convierte en tales es la historia que concentran para diversos actores sociales. Su construcción puede provenir de una iniciativa estatal y también de la
voluntad de las organizaciones de la sociedad.
Para el trabajo crítico de la memoria creemos que es importante distanciarse de los sentidos únicos y habilitar múltiples lecturas. Por eso este afiche, a través de la propuesta de una visita a un “sitio de memoria”, puede leerse de diferentes modos ya que intenta ser un aporte para el abordaje comprensivo y plural.

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