anroca.com/ 29/03/2022
Se aproxima el 40° aniversario del desembarco argentino en las Islas Malvinas y para los veteranos de guerra la fecha tiene características especiales. Muchos eran jóvenes conscriptos que recién tomaron dimensión de lo que estaba pasando cuando cayeron las primeras bombas. Hoy, con 60 años cumplidos o acechando, pueden ver a su alrededor algunos retazos de una vida que cambió para siempre.
“Hicimos mucho, falta mucho”, sintetizó Rubén Pablos – director de Veteranos de Guerra de la provincia la situación de sus antiguos compañeros y camaradas. Después de la guerra hubo un primer intento de ocultar todo bajo la alfombra: los soldados que volvían de la guerra fueron separados y “adoctrinados” sobre lo que debían decir al salir. Después pasaron por el intento de “desmalvinizar” la política: un “acá no ha pasado nada”, una idea que se trató de instalar durante el primer gobierno democrático tras la dictadura.
En medio de ese proceso, las personas: cada ex combatiente era mirado con desconfianza. Los “chicos de la guerra” eran mirados como los “loquitos que volvieron de la guerra”. Si de golpe se rebelaban, si de repente no podían con su alma y estallaba en un acceso de llanto o de histeria, había que esperar porque “ya se les iba a pasar”. Sin contención, sin asistencia médica, cada uno trataba de recuperarse de las consecuencias de la guerra como podía. El estrés post traumático sigue pegando, cuatro décadas después, aunque quizás ahora no tan fuerte.
Así que al principio aquellos veteranos empezaron a juntarse para compartir vivencias y dolores que sólo ellos podían entender. Los que habían estado en el fragor del combate, los que habían escuchado el ruido de los misiles, los que habían sentido el olor de la pólvora y la carne chamuscada, podían comprenderse. Tal vez en alguna mateada, en algún aniversario, surgió la idea de volver a instalar la “causa Malvinas” en la agenda pública. Primero, lo urgente: ayuda social y asistencial. Las secuelas de la guerra son duras en cualquier parte: las heridas de la psiquis tardan mucho más tiempo en curarse que las del cuerpo.
Y después, la lucha cultural para hacer entender que “Malvinas” no son apenas dos islas perdidas en el Atlántico; y que no había que “regalar” aquella épica a una dictadura militar que se lanzó a la recuperación a partir de una pésima lectura de la situación política mundial. Pablos tiene claro que el Imperio Británico “provocó” de alguna manera el conflicto para reconfigurar el tablero militar en la región. No en vano tres años después estableció en el archipiélago una gigantesca base, injustificable desde el punto de vista de una amenaza militar. Entendible desde la visión geo – estratégica de control de los mares, el acceso a la Antártida y el aprovechamiento de los recursos pesqueros y petrolíferos del sector.
“Claro que no fue la primera vez que los ingleses nos invadieron; la guerra de Malvinas fue la novena invasión, si contamos todas las ocupaciones de las islas, los bloqueos a nuestros puertos, los combates de la Vuelta de Obligado, y las clásicas de 1806 y 1807”, apuntó. Y para que no queden dudas del significado de la permanencia británica en los archipiélagos del sur, comentó que “el 30 % de nuestro territorio está ocupado por una potencia extranjera”. Pablos no se limita a contar la superficie. Es expresivo en sumar la soberanía argentina sobre la plataforma continental que, recuerda, fue extendida en 1,7 millones de km2 por un dictamen de las Naciones Unidas en 2017.
Recuperar los afectos, recuperar la historia
Este dos de abril encontrará a los Veteranos de Guerra reunidos en sus ciudades, con sus familias, sus amigos. “La idea es que cada uno esté cerca de los afectos y que se organicen todas las actividades que se puedan. En ese sentido, hay muchos grupos que se fueron acercando para realizar encuentros deportivos, culturales, sociales”, apuntó Pablos.
Y el 10 de junio, coincidente con el día de Reivindicación de los Derechos Soberanos sobre Malvinas, presentarán el libro que prepararon por los 40 años. La parte sobresaliente: el testimonio de unos 100 veteranos que viven en Río Negro de lo que sintieron durante el combate y de qué manera pudieron continuar con sus vidas.
Los Veteranos de Guerra quisieron que esta publicación incluya una mirada histórica integradora. Por eso lo pensaron dividido en cuatro grandes ejes temáticos. El primero, una línea histórica de los 500 años, de los cuales los últimos 189 años se han mantenido ocupadas por tropas extranjeras. En el segundo tramo, expondrán su posicionamiento sobre la situación actual. En el tercero, una reseña de los 100 combatientes de Malvinas. Será una forma de mantener la memoria fresca, para que quede explícita la participación de cada uno. El último tramo estará destinado a una descripción de las actuaciones realizadas por la dirección de VG.
Pero siempre poniendo el acento en las personas, en aquellos soldaditos que en 1982 fueron llevados a unas islas lejanas y al volver comprendieron que los esperaba una misión más extensa todavía. “Faltan muchas cosas, conseguimos muchas. Hay todavía graves problemas”, explicó Pablos. “El stres postraumático de la posguerra, no hay manera de resolverlo. Uno sobrevivió como pudo, no como quiso”, reflexionó.
Y enfatizó: “Malvinas es un sentimiento encontrado de alegrías y tristezas. Recuerdo cuando tuvimos que abandonar el campo de batalla, y nos dijeron que había terminado la guerra. Por un lado, sentí alegría. Había sobrevivido, podía volver a mi casa. Pero por otro, sentí tristeza porque habíamos perdido, por los compañeros muertos. Y en mi caso se mantuvo en estos 40 años”.