En el Tratado anglo-argentino, que se firmó en febrero de 1825, se establecía que “habrá perpetua amistad entre los dominios de su majestad el rey del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda y las Provincias Unidas del Río de la Plata y sus habitantes”.
Las medidas tienden a fomentar la confianza y evitar incidentes en la esfera militar.
Entre los acuerdos los dos gobiernos reafirmaron su compromiso de respetar plenamente los principios de la Carta de las Naciones Unidas, en particular: La obligación de solucionar las controversias exclusivamente por medios pacíficos.
Los dos gobiernos tomaron nota de que todas las hostilidades entre ellos habían cesado. Ambos gobiernos se comprometieron a no efectuar reclamaciones contra el otro, ni contra los ciudadanos del otro, en relación con las pérdidas o daños ocasionados por las hostilidades y por cualquier otra acción en y alrededor de las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur con anterioridad a 1982.