Hasta el último hombre – Combate de Monte Longdon
La Compañía “B” del Regimiento de Infantería 7, reforzada con la 1ra Sección de Ingenieros de Compañía de Ingenieros 10 y una Sección de ametralladoras de la Infantería de Marina, se encontraban emplazadas cubriendo el acceso Noroeste a la primera línea de posiciones defensivas de Puerto Argentino, en las alturas de Monte Longdon, a ordenes del Mayor Carlos Carrizo Salvadores, 2do jefe del Regimiento 7, constituyendo un punto fuerte denominado Subsector Plata y que defendía los 360° de la posición.
El 8 de junio, después de que oscureció, patrullas adelantadas detectaron la aproximación de fuerzas de infantería inglesas. Inmediatamente, se ordenó la apertura de fuego de los morteros pesados y se solicitó apoyo de fuego sobre la zona de avance del enemigo, acción que produjo su repliegue hacia el Noroeste. En los siguientes tres días se produjeron varios ataques aéreos, alcanzando por momentos una gran intensidad.
A las 20.30 horas del 11 de junio, se intensificó el fuego de artillería enemigo y se cortaron los tendidos telefónicos. Las distintas secciones quedaron comunicadas sólo por radio. Personal de comunicaciones, bajo el fuego inglés, inició su reparación, logrando restablecer el tendido una hora después. A las 21.30 hs el Subteniente Juan Domingo Baldini, Jefe de la 1ra Sección, informó que el enemigo había alcanzado su posición, comunicando que se aprestaba a lanzar un contraataque. Este valiente Oficial pasó a la acción y cayó sin vida junto al Cabo Ríos. A las 23 hs se inició el masivo ataque inglés sobre Monte Longdon. Sobre la medianoche, el Jefe del subsector ordenó al Teniente Hugo Aníbal Quiroga, Jefe de la Sección de Ingenieros 10, que lanzara un ataque sobre el sector donde estaba cercada la 1ra Sección de Baldini, con el fin de recuperar posiciones o facilitar el repliegue de esos efectivos. Los ingenieros se enfrentaron a los británicos, logrando que éstos se replegaran. Pero la fuerza de este ataque terminó deteniéndose, pues nuevas tropas inglesas presionaban sobre los flancos. Los combates cuerpo a cuerpo se multiplicaron lográndose, finalmente, detener el avance inglés y estabilizando la situación del sector. Entretanto, y desde las 23 hs la 2da y 3ra Sección del la compañía B eran presionadas por el enemigo desde el Oeste, Suroeste y Noroeste.
En esas circunstancias, se solicitó al Jefe del Regimiento 7 el envío de efectivos para emprender un nuevo contraataque sobre el enemigo. Con las primeras horas del 12 de junio llegó a Monte Longdon la Primera Sección de la Compañía C del Regimiento 7 al mando del Teniente Raúl Castañeda, quien había marchado hasta allí, hostigado por el fuego inglés. Se le ordenó entonces ejecutar un contraataque en dirección Noroeste para envolver a los británicos que asediaban a la Sección de Ingenieros y lo que quedaba de la 1ra Sección (Subteniente Baldini). A las 3 hs del 12 de junio, Castañeda entró en combate, enfrentando a importantes fuerzas del enemigo. Su embestida logró el repliegue de los británicos. Pero un masivo fuego de morteros detuvo el ímpetu argentino y propició un nuevo ataque inglés, ahora reforzado con nuevos efectivos. A las 5 horas del 12 de junio, el enemigo atacaba desde el Norte, Noroeste, Oeste y Suroeste con efectivos varias veces superiores, apoyado por masivo fuego de artillería y morteros. Las bengalas iluminaban el cielo nocturno. Para ese entonces, los argentinos ya no tenían efectivos disponibles para intentar un contraataque y sus municiones estaban casi agotadas. A pesar del fuego de artillería nacional, que castigaba las posiciones inglesas, el ataque británico no cedía.
A las 6.30 hs, el Comandante de la Agrupación Puerto Argentino ordenó el repliegue de las tropas Argentinas hacía Wireless Ridge y también ejecutar fuego masivo de artillería sobre las alturas de Monte Longdon, una vez que se retiraran. Después, se ordenó el repliegue de estos valerosos y extenuados combatientes a Puerto Argentino. De los trescientos efectivos empeñados en este combate, sólo noventa de ellos pudieron llegar a la capital malvinera. El resto quedó muerto, herido o prisionero. Monte Longdon fue el combate más encarnizado de la campaña de las Malvinas y en aquella oscuridad poblada de bengalas, munición trazadora y relámpagos de bayonetas y cuchillos, nuestros soldados ofrecieron la más enconada resistencia y en muchos casos el supremo sacrificio hasta perder la vida.