Las Islas Malvinas podrían ser un polo de inversión energético en 2030, a pesar del reclamo argentino

https://www.escenariomundial.com/– 16/09/2025

Las Islas Malvinas podrían convertirse en un polo de inversión energética para el Reino Unido para 2030, a pesar del reclamo que Argentina lleva a cabo sobre este territorio hace más de un siglo.

Los recientes movimientos en proyectos como el campo petrolífero Sea Lion, ubicado en el Bloque 14/10 frente a la costa norte de las Islas Malvinas, señalan las intenciones oficiales de explotar los recursos naturales de la región en disputa. En un contexto donde las necesidades energéticas del mundo se aceleran por la proliferación de conflictos, la necesidad de motorizar el crecimiento económico y el avance tecnológico, distintos inversores parecen dejar de lado las tensiones diplomáticas a la hora de proyectar nuevos negocios.

El proyecto hidrocarburífero Sea Lion, instalado en la costa norte de las Islas Malvinas, es clave para su desarrollo como un polo de inversión energético / Fuente: archivo

Reino Unido busca desarrollar el potencial petrolífero de las Islas Malvinas

Se trata de una evolución dentro del proceso de búsqueda de reservas de crudo en las aguas que rodean las islas, comenzado a fines del siglo XX con evaluaciones sísmicas. Desde entonces, el gobierno de ocupación del archipiélago expidió licencias de exploración con firmas internacionales, las cuales fueron calificadas como ilegales por Argentina.

El proyecto Sea Lion es el estandarte de este movimiento. El plan de desarrollo del yacimiento (PDC) incluye una fase inicial de desarrollo con un objetivo de producción de 312 millones de barriles de petróleo (mmbbls). Según lo previsto oficialmente, la extracción podría iniciarse a fines de 2026. De cara al futuro, los recursos brutos certificados 2C en la cuenca del Norte de las Malvinas (NFB) fueron estimados en 791 mmbbls.

Si bien la Cancillería reiteró “su más enfático rechazo” a este proyecto, la condena quizás no sea suficiente. En un reciente artículo publicado en el portal especializado AInvest, el analista financiero Eli Grant señaló que “aunque la insistencia de Argentina en su reclamo crea una capa de incertidumbre para los inversores, esta misma inestabilidad puede funcionar como un catalizador” para inversiones extranjeras en el territorio.

Allí entra en juego la firmeza con que Reino Unido ha mantenido su posición en la isla, dotando a su base militar en Monte Agradable de 1200 militares y una importante capacidad armamentística. Los abrumadores resultados a favor de la corona en los sucesivos referendums realizados entre la población de origen británico en las islas también operan como un factor que aporta un nivel de estabilidad mayor al de otras zonas en el mundo donde existen recursos petrolíferos.

Grant resume que “el compromiso del Reino Unido a la defensa de la isla asegura un grado de estabilidad, pero el éxito a largo plazo dependerá de diplomacia creativa”. En este sentido, el analista destaca que “marcos normativos multilaterales que involucren a aliados sudamericano o naciones dependientes de energía pueden ayudar a despolitizar la explotación de recursos”. Incluso señala que las necesidades energéticas de la Argentina “pueden crear sinergias inesperadas”. “Para 2030”, analiza, “la conjunción de dinámicas geopolíticas, potencial de los recursos y alianzas estratégicas podrían redefinir el rol de las Islas Malvinas en el sector energético global”.

Gobiernos argentinos buscan balancear reclamos de soberanía con posibilidades de cooperación económica en Malvinas

El equilibrio con el que algunas administraciones nacionales han intentado atravesar las necesidades económicas argentinas con la postura diplomática sobre Malvinas se expuso en 2024, cuando la excanciller Diana Mondino y su par británico, David Lammy, firmaron un principio de acuerdo para profundizar la cooperación entre Argentina y Reino Unido. Estos compromisos, signados en Nueva York, retomaron el espíritu del entendimiento de 2016 entre el entonces vicecanciller argentino Carlos Foradori y el ministro de Estado para Europa y las Américas del Reino Unido, Alan Duncan, que había acordado trabajar en conjunto para identificar áreas nuevas de trabajo conjunto.

Así se retomó el vuelo a las Islas Malvinas desde San Pablo, en Brasil, con una escala en la provincia de Córdoba, que había sido suspendido desde que la administración de Alberto Fernández endureció su reclamo de soberanía. Por otro lado, los británicos acordaron retomar las visitas de familiares de combatientes caídos al cementerio de Darwin, entre otros puntos de lo que definieron como “una agenda amplia de temas que incluyen distintos aspectos vinculados al Atlántico Sur”, aunque siempre “bajo la fórmula de salvaguarda de soberanía” que figura en el párrafo 2 de la Declaración Conjunta del 19 de octubre de 1989. En aquel entonces, desde Cancillería señalaron que las medidas “permitirán avanzar en una agenda más ambiciosa de cooperación en diferentes ámbitos y bajo fórmula de soberanía, tendientes a promover el desarrollo humano y económico y estrechar lazos entre las Islas y el continente”.

Pero las aclaraciones diplomáticas no disiparon la polémica, incluso dentro del propio gobierno. La vicepresidenta Victoria Villarruel repuso que se trataba de un “límite” que Argentina no debía cruzar. “La propuesta de acuerdo anunciada con el Reino Unido es contraria a los intereses de nuestra Nación. Esta propone entregar apoyo logístico continental a la ocupación y permitir de hecho que puedan seguir depredando nuestros mares, ¿Para qué? ¿Para ir a visitar nuestras islas con visa y pasaporte? ¿Nos toman por tontos? Ellos obtienen ventajas materiales, concretas e inmediatas, mientras que a nosotros nos ofrecen migajas como consuelo emotivo y debilitan nuestra posibilidad de negociación”, escribió en sus redes sociales.