19/06/2025 – www.escenariomundial.com

Los destructores lanzamisiles clase Arleigh Burke USS Bainbridge (DDG 96) (al frente), USS Forrest Sherman (DDG 98) (en el centro) y USS Roosevelt (DDG 80), navegan por el Océano Atlántico en formación detrás del USS Mahan (DDG 72) durante un ejercicio de tránsito por estrechos el 20 de marzo de 2025. Fotografía de la Armada de los EE. UU. por la Especialista en Comunicación Masiva de 2ª Clase Najwa Ziadi.
Un análisis estratégico del Center for Maritime Strategy ha reavivado una propuesta controvertida: establecer una presencia permanente de buques de guerra de la Armada de Estados Unidos en las Islas Malvinas. El objetivo sería doble: disuadir posibles acciones militares en la región y reforzar la capacidad de respuesta ante crisis globales en zonas como el Mar Rojo o el Golfo Pérsico. La hipótesis, desarrollada por el analista Michael D. Purzycki en un artículo publicado, advierte que el Atlántico Sur, históricamente relegado por la estrategia de defensa estadounidense, podría convertirse en un nuevo foco de tensiones geopolíticas.
Aunque el Atlántico Norte concentra gran parte de la atención militar occidental, por la amenaza rusa en Europa del Este, el Atlántico Sur reúne condiciones que lo convierten en un posible escenario de enfrentamientos. Argentina, Brasil, China, Rusia, Sudáfrica y el Reino Unido interactúan en un entramado de intereses que incluye disputas territoriales, relaciones militares bilaterales, y una creciente presencia china en infraestructura marítima. La última gran confrontación militar en la región fue la Guerra de Malvinas de 1982. m
El factor Milei y la hipótesis de una nueva guerra
El artículo de Purzycki pone en foco un punto sensible: el riesgo latente de que una nueva crisis económica interna en Argentina dispare una acción bélica sobre las Malvinas como forma de distracción o legitimación política.

“El presidente Javier Milei, aunque ha utilizado un lenguaje conciliador sobre el tema, espera que las islas algún día se conviertan en parte de Argentina, como lo han hecho todos sus predecesores, electos y no electos”, señala el análisis.
Más allá de las posturas individuales, el estudio sugiere que cualquier gobierno argentino, sin importar su ideología o filiación partidaria, podría verse tentado a reactivar el reclamo por vía militar si se encuentra en una situación de extrema fragilidad interna.
Capacidades británicas en duda
El informe también pone en duda la capacidad actual del Reino Unido para sostener una guerra en el Atlántico Sur. Hoy, tras décadas de recortes post-Guerra Fría, la situación es incluso más crítica. El artículo cita al historiador Mark Felton que destacó este año que la Royal Navy cuenta con más almirantes que buques de guerra. Aunque el primer ministro Keir Starmer ha prometido aumentar el gasto en defensa al 2,5 % del PBI y reforzar la flota de submarinos nucleares, la implementación de estas medidas tomará años.

En este contexto, el despliegue de destructores con misiles guiados (DDG) estadounidenses en las Malvinas sería, según el autor, una herramienta de disuasión ante una posible agresión argentina. La mera presencia de unidades navales de EE.UU. podría generar un efecto de freno, al elevar exponencialmente el costo de cualquier acción hostil contra el Reino Unido.
Además, desde un punto de vista operacional, las Malvinas permitirían una proyección más rápida hacia zonas críticas como el Medio Oriente o África. El análisis recuerda que un buque partiendo desde la costa oeste de EE.UU. puede tardar casi tres semanas en llegar al Golfo Pérsico. Ante una eventual obstrucción del Canal de Suez, la posición austral del archipiélago actuaría como un nodo estratégico alternativo.
China, Brasil y el tablero sudatlántico
El texto también aborda la expansión de China en la región. En 2021, Argentina le negó el ingreso a un guardacostas estadounidense (USCGC Stone), en una muestra del creciente vínculo con Beijing, que incluye inversiones portuarias y satelitales. A esto se suma que Sudáfrica realizó maniobras navales con China y Rusia en 2023, consolidando una dinámica multilateral desafiante para los intereses occidentales.
La eventual coordinación con el Reino Unido para emplazar buques estadounidenses en las Malvinas podría contribuir a estabilizar la región, pero también podría ser percibida como una escalada o provocación por parte de Argentina y otros actores sudamericanos. Por eso, el autor sugiere que Estados Unidos debería buscar un equilibrio diplomático, manteniendo canales activos con Buenos Aires y Brasilia, sin dejar de reforzar su capacidad disuasiva.