Una travesía a Malvinas con memoria y ciencia. Excombatiente de Bahía Blanca viajará en velero desde Ushuaia hasta las islas

Cruzará rutas australes junto a científicos para unir legado, exploración y afectos, en un viaje que conecta pasado, conocimiento y emociones profundas.

Por https://www.pagina12.com.ar/ – 29 de diciembre de 2025

Nilo Navas y Juan Vera Nilo Navas junto a su amigo Juan Vera, ex Cabo principal en el Crucero General Belgrano, recorriendo Isla de los Estados. (Gentileza -)

En enero, desde el puerto austral de Ushuaia, un velero bonaerense que ya conoce lo intempestivo de los mares australes levantará anclas con un propósito inusual craneado para no solo navegar, sino también recordar y comprender. Su capitán y motor ideológico es Nilo Navas, un hombre cuya vida estuvo marcada por la guerra, el mar y la historia nacional, excombatiente de Malvinas y sobreviviente del hundimiento del General Belgrano. Bahiense de nacimiento, profesor, ex marinero de guerra y ahora navegante del Atlántico Sur, Navas se prepara para llevar a bordo del velero Galileo a científicos, investigadores y tripulantes con objetivos que combinan la ciencia, la memoria histórica y la exploración marítima, en tiempos de negación a las heridas del conflicto y ajuste nacional, justamente, en el conocimiento. La travesía tendrá dos etapas y culminará en febrero con su llegada a las Islas Malvinas.

La travesía rompe con lo tradicional de los calendarios marítimos del Atlántico Sur por su doble objetivo, una mezcla de investigación científica y homenaje histórico. El plan, que comenzó a gestarse en la mente de Navas décadas atrás, está a punto de concretarse tras años de preparación, frustraciones, aprendizajes y múltiples viajes alrededor del sur argentino y hacia la Antártida.

La idea de viajar a Malvinas, en un velero propio, no es reciente para Navas. “Lo vengo planificando desde la década del 90, mucho antes de tener el propio barco”, revela a Buenos Aires/12. Navas cuenta que esa ambición nació mucho antes de poder siquiera soñar con el barco que hoy será el protagonista de la travesía. “Era una idea que la tenía, y, decía, en algún momento dado, de alguna manera lo tengo que lograr”, recuerda.

Los motivos que impulsan a Navas a emprender este viaje no son sólo históricos o científicos son profundamente personales. Para él, volver a Malvinas desde el mar encierra una carga emocional y simbólica enorme. “Esto va a ser algo muy fuerte, muy lindo, muy saliente, muy importante para mí”, asegura, consciente de que llegar a las islas desde su propio barco, donde durmió y navegó tantas millas, será muy distinto a cualquier otro regreso.

Tras décadas dedicadas a estudiar, enseñar y hablar de Malvinas, para Navas esta expedición representa la culminación de un proyecto vital. Él fue combatiente en el hundido General Belgrano, y aunque no pisó tierra en las islas durante la guerra, su experiencia en ese conflicto quedó grabada en carne, memoria y espíritu. Ahora, como navegante, profesor y excombatiente, regresa al Atlántico Sur bajo una bandera argentina que no está dispuesto a ocultar.

La idea no es solo navegar, sino entrar por Puerto Enriqueta, recorrer sitios de combate, visitar Darwin y el cementerio argentino, e incluso intentar cruzar al estrecho de San Carlos, si las condiciones lo permiten. Es, en sus palabras, una derrota –el rumbo– que enlace su pasado con su presente y que pueda dejar algún legado tangible para quienes lo sigan.

Para cumplir ese sueño primero necesitó formarse. En 2006 realizó el curso de timonel en el club náutico de Bahía Blanca, tras lo cual se compró un pequeño velero, Rumbo, de veinticinco pies, que adaptó para poder afrontar “un viaje serio”. Sin embargo, ese barco resultó ser apenas un primer paso. En 2013 apareció en el radar del navegante una oportunidad mayor que fue el velero Galileo, un Navaltec 38 de 11,50 metros, diseñado para enfrentar condiciones climáticas adversas. Lo compró sin dudarlo, combinando esfuerzo económico y pasión por el mar.

El Galileo, retrospectivamente, fue el vehículo que le permitió transformar el sueño en objetivo tangible. “Es un barco argentino que ya fue a Malvinas con los dueños anteriores”, cuenta Navas. Eso, sumado a que no necesitaba grandes adaptaciones, lo convirtió en el instrumento perfecto para su propósito.

La expedición que partirá desde Ushuaia tiene dos momentos bien definidos. Primero, un tránsito hacia la Isla de los Estados con un equipo de científicos que realizarán estudios ambientales y costeros; segundo, la continuación rumbo a las Islas Malvinas. “Tenemos el viaje a la Isla de los Estados, que es una expedición arqueológica y luego en febrero tenemos el viaje a Malvinas, que obviamente es la frutilla del postre”, dice Navas.

La primera etapa incluye replicar rutas históricas de la navegación argentina, como la de la goleta Espora, que naufragó en 1873 bajo el mando de Luis Piedrabuena. La combinación de ciencia y memoria le da un carácter particular al viaje porque no es una navegación deportiva, ni una excursión turística, sino un proyecto que propone resignificar rutas, descubrir historias y aportar conocimiento sobre una región de alto valor estratégico y ambiental.

El vínculo con los científicos, según explica, se dio con la figura del capitán de navío retirado de la Armada Argentina Roberto Ulloa, jefe de un grupo de arqueólogos con experiencia en la zona. Juntos organizaron la logística del tramo científico del viaje, con la intención de recorrer puntos clave de la Isla de los Estados, estudiar restos históricos y generar un archivo documental de la experiencia.

El mar, la guerra y un buque que se llevó muchos sueños

Nilo Navas, sobreviviente de Bahía Blanca del hundimiento del Crucero General Belgrano en Malvinas.
Nilo Navas, sobreviviente de Bahía Blanca del hundimiento del Crucero General Belgrano en Malvinas Nilo Navas, sobreviviente de Bahía Blanca del hundimiento del Crucero General Belgrano en Malvinas (Abajo, de izquierda a derecha). (Gentileza -)

El mar y la guerra se entrelazan en la historia de Navas. Antes de vestirse de marinero, había terminado la secundaria –un requisito poco común en su tiempo– y decidió ingresar a la Armada Argentina. En 1982, cuando estalló el conflicto de Malvinas, estaba a bordo del General Belgrano, una nave que se convirtió en símbolo de tragedia y controversia geopolítica tras la cuestionada orden de Margaret Thatcher de hundir al crucero que se encontraba fuera de la zona hostil.

Relata con detalle la hostilidad del mar, la tensión constante del combate, la noche oscura en la que navegaban con olas que sobrepasaban los 15 metros, y la inesperada ruptura de rutina cuando se produjo el primer impacto del torpedo que marcó el hundimiento del crucero el 2 de mayo de 1982, una herida que en palabras de Navas jamás cerrará.

“En el primer impacto el buque se frenó de golpe, nadie entendía nada, inmediatamente vino el segundo impacto y ahí nos dimos cuenta que fue un torpedo”, recuerda. La confusión, la oscuridad y la lucha por sobrevivir en balsas en medio de un temporal con temperaturas bajo cero dejaron impresiones imborrables.

Sobrevivió 32 horas aferrado a una balsa junto a otros compañeros, manejando el frío, el agua, las olas y el miedo. Fue rescatado por el barco Gurruchaga y luego trasladado a Ushuaia, adonde volvió para continuar en funciones de combate desde tierra. “Haber practicado tantas veces el simulacro de evacuación y la disciplina que tuvimos llevó a que muchos pudiéramos sobrevivir. Estábamos tan enfocados y mentalizados que no tomábamos conciencia en ese momento”, relata.

La vida después de la guerra y la radio como homenaje

La guerra marcó un antes y un después en su vida. Describe cómo, tras regresar al continente, la sociedad lo observaba con desconfianza: “Éramos los pibes de la guerra, los locos de Malvinas… éramos la mancha venenosa”, comenta todavía con dolor en su voz, en referencia al desprecio que muchos veteranos sufrieron en la década del 80. Se enfrentaron al abandono, la falta de oportunidades laborales y la falta de reconocimiento social. Para Navas, fue una etapa de dolor y reconstrucción lenta.

No fue fácil compaginar esa historia con una vida cotidiana. Estudió, se recibió de profesor de ciencias económicas y empezó a dar clases, primero en escuelas privadas y más adelante también en públicas. Pero su compromiso con Malvinas nunca cesó. Desde 1986, año en que comenzó a enseñar, dedicó una parte de sus charlas –en escuelas, foros y encuentros– a hablar de Malvinas, de historia, de geopolítica, de soberanía. Fue, según él, el primer profesor en abordar el tema en la provincia de Buenos Aires.

Además de la navegación y la enseñanza, Navas transformó su experiencia en un espacio de memoria: el programa de radio El Crucero Belgrano Vive, transmitido desde 2009. Convocado con premios y reconocimientos, este programa es un homenaje permanente no solo a sus compañeros, sino también a aquellos que no regresaron. El estudio lleva el nombre de Juan Carlos Bollo, su amigo y compañero muerto en el Belgrano, y se realiza desde Bahía Blanca con un enfoque profundamente malvinero.

Una visión generacional de Malvinas y políticas dolorosas

Para Navas, el significado de Malvinas evolucionó con el tiempo. Hoy ve a los jóvenes profundamente interesados en la cuestión, ávidos de conocer, de debatir y de comprender. Cuenta cómo estudiantes lo invitan a hablar incluso en el último día de clases, porque quieren escuchar sobre Malvinas antes del festejo final. “El tema de Malvinas es un tema que interesa, los jóvenes están muy interesados por lo menos aquí en Bahía Blanca”, afirma.

Él no predica la fuerza, sino el conocimiento. “Las Islas Malvinas son argentinas y nosotros las vamos a recuperar no por la fuerza de las armas, sino por el estudio, por el conocimiento, por la cultura, por la educación”, sostiene, trazando una continuidad entre su vida de profesor y su experiencia de excombatiente.

Navas tampoco evade la política ni sus sentimientos al respecto. Expresa dolor cuando un gobierno pondera figuras como Margaret Thatcher, responsable de la orden de hundir el Belgrano. Ese acto, argumenta, “fue un hecho que nos marcó y es doloroso para nosotros, los veteranos”. Para él, la reivindicación de Thatcher por parte de Milei es un golpe emocional que revive y desgarra una herida.

El Galileo: historia de un barco y su capitán con el mar como terapia

velero Galileo El Galileo no es nuevo en travesías desafiantes. Desde 2015 navegó varias rutas complejas. (Gentileza -)

Para Navas, el velero Galileo es más que un casco de madera y velas tensas por el viento. “Es un barco muy, muy resistente, es un barco oceánico… confiamos plenamente en el velero Galileo”, afirma con convicción. Más de doce mil millas náuticas recorridas –casi veinticuatro mil kilómetros– hablan de una embarcación probada y de una tripulación que ya sabe convivir con la dureza del mar.

El Galileo no es nuevo en travesías desafiantes. Desde 2015 navegó varias rutas complejas, que incluyen desde viajes costeros al sur argentino hasta incursiones en el Estrecho de Magallanes, Cabo de Hornos, pasos patagónicos e incluso rutas antárticas. En 2020, durante los 200 años del descubrimiento de la Antártida, el Galileo cruzó el temido Pasaje de Drake, consolidándose como uno de los pocos veleros argentinos en alcanzar la Antártida. “Somos el sexto velero argentino en la historia que va a la Antártida”, señala Navas.

Y más allá de las estadísticas, hay relatos de tormentas con vientos de hasta 180 kilómetros por hora registrados por Prefectura Naval, encuentros con ballenas que rozaron el casco y la camaradería forjada entre navegantes de distintas nacionalidades que compartieron cubierta y mar.

A semanas de comenzar su travesía, Navas explica que su relación con el mar comenzó mucho antes de la guerra y se transformó en un refugio después, en una terapia. Durante la década del 90 y los difíciles años posteriores, fue el sonido del oleaje y la contemplación del mar lo que le devolvió calma. Ese ruido que asoció con paz durante la noche, lo llevó a pensar que algún día tenía que navegar de nuevo y ahora está a las puertas de lo que define como “el viaje más importante” de su vida.