El 17 de septiembre de 1982, el tercer hijo de la reina Isabel II regresó a Inglaterra luego de combatir en el conflicto del Atlántico Sur y fue recibido cálidamente por un pueblo que 43 años después lo desprecia.
25/11/2025 – www.lanacion.com.ar

El príncipe Andrés, el día que retornó de Malvinas, juega con una rosa en su boca
Es un héroe sin mácula. La guerra del Atlántico Sur ha concluido y el príncipe británico Andrés regresa a su patria victorioso. Apenas con 22 años, este veterano piloto de helicóptero de sangre azul alcanza la cúspide de la gloria y recibe el cariño de su pueblo.
Es el 17 de septiembre de 1982 el día en que el joven desembarca en el puerto de Portsmouth, en el sur de Inglaterra, sonriente frente a la multitud que lo aclama, a los periodistas que lo rodean y a las chicas, que lo sueñan como su príncipe azul. Su aventura bélica contra un país llamado Argentina ha terminado y Andrés, el hijo predilecto de la Reina Isabel II, está exultante.
43 años después de ese épico retorno al hogar, nada queda de aquel héroe de guerra. A través de los años, el duque de York se vio envuelto en escándalos y actos repudiables -fue acusado de abusar de una menor en sus andanzas junto al delincuente sexual estadounidense Jeffrey Epestein-, y por ello fue despojado de sus títulos honoríficos, incluso el de “Su Alteza Real” y también el de Príncipe.
También le quitaron parte de sus títulos por la guerra y del derecho a vivir en el Royal Lodge. Es un verdadero paria dentro de la Familia Real.
Y ahora, en los últimos días, desde el Atlántico Sur, llegó la estocada final: las autoridades de las Islas Malvinas, que durante décadas lo celebraron como su héroe de guerra y bautizaron con su nombre a distintos edificios e instituciones, resolvieron borrar todo rastro de Andrés.

El príncipe Andrés sostiene una rosa cn su boca delante de sus padres, la Reina Isabel II y el Príncipe Felipe, en su regreso de las Malvinas a bordo del HMS Invincible; detrás de él está la princesa AnaBettmann – Bettmann
La rosa entre los dientes
Pero de regreso en aquel día festivo de septiembre de 1982, hay que decir que el futuro de Andrés Mountbatten Windsor se avizoraba como promisorio. El hermano del actual Rey de Inglaterra, Carlos III, de la princesa Ana y el príncipe Eduardo, se llevaba el mundo por delante ese viernes de jolgorio en Portsmouth.
El momento de felicidad quedó eternizado en una fotografía en la que el hoy expríncipe, con su uniforme naval completo, sin perder la sonrisa, muerde el tallo de una rosa que le acaba de entregar como bienvenida su orgullosa madre, la Reina de Inglaterra.

El príncipe Andrés desembarcó en su país después de participar de la guerra de Malvinas y se puso en la boca, a modo de broma, una rosa entregada por su madre, la Reina de Inglaterra, Isabel II
De acuerdo con lo que informaría años después el medio británico The Sun, la monarca inglesa, fallecida en septiembre de 2022, llevaba siempre en su bolso una imagen tomada aquel día en Portsmouth, en la que aparecía su hijo, recién llegado, sano y salvo, de la guerra.
Comienza la guerra
Al igual que su padre, el príncipe Felipe de Edimburgo, Andrés se enroló en la Marina Real Británica para servir a su país. Lo hizo el 11 de mayo de 1979, cuando tenía 19 años. Se había graduado en el Britannia Royal Naval College de Dartmouth, en el sudeste de Inglaterra y se especializó en pilotear helicópteros de la Real Fuerza Aérea.
Cuando el 2 de abril de 1982 la Argentina recuperó las Islas Malvinas, las islas Georgias y Sandwich del Sur, que estaban en poder de los ingleses, el Príncipe Andrés era subteniente del Escuadrón Aeronaval 820, a bordo del portaaviones HMS Invincible.
Los medios de la época recuerdan que hubo movimientos del Gobierno británico para alejar al príncipe de los focos más riesgosos del conflicto y destinarlo a tareas administrativas, pero la propia reina se opuso a dicho apartamiento.

El príncipe Andrew, con su cargo de subteniente, habla como de la guerra de Malvinas – Captura Royal Family Channel
“Regresó como un héroe”
“Ella consideró que un miembro de su familia que se había unido a las Fuerzas Armadas había firmado el mismo contrato que otros marineros, soldados y aviadores y que tenía que cumplir con su deber”, dijo Anne Glenconner, amiga de la Familia Real, en 2023 al Daily Mail.
Sin embargo, la misma mujer contó que al hermano de Andrés, el príncipe heredero Carlos -actual monarca inglés-, no se le permitió acudir al combate.
Glenconner aseveró que debió haber sido “frustrante” para el heredero del trono no ir a la guerra, especialmente cuando su hermano “regresó como un héroe, con una rosa entre los dientes, tremendamente guapo, y todo el mundo pensaba que era maravilloso”.

Una imagen de 1983. El príncipe Andrés posa frente a un helicóptero Lynx en Portlands. Eran sus tiempos de gloria, cuando era considerado un “héroe de guerra” en el mismo país que hoy lo repudia. STF – EPA/PA-FILES
Participación en la guerra
El subteniente Mountbatten Windsor estuvo a bordo del portaaviones HMS Invincible durante el conflicto del Atlántico Sur, como piloto de helicópteros Sea King. Participó en patrullas antisubmarinas y también volaba varias horas detrás de su nave para servir como señuelo contra los misiles Exocet argentinos y para confundir los radares del enemigo.
También participó en misiones de rescate, como cuando el Atlantic Conveyor, buque mercante que transportaba armamentos, fue alcanzado y hundido por aviones de la Armada Argentina, el 25 de mayo de 1982. Allí, Andrés ayudó a rescatar de los gélidos mares del sur a los sobrevivientes del hundimiento.

El posteo de Sarah Ferguson, con la foto del portaaviones HMS Invencible, que precedió a la carta del príncipe Andrés
“Me dispararon, fue en el mismo momento en el que le dieron al Atlantic Conveyor. Pero el misil no estaba dirigido a mí. Yo estaba en el aire, haciendo un trabajo de patrulla antisubmarina, cuando me dijeron que subiera a una altura en especial y arrojara paja para confundir al radar enemigo haciéndole creer que había muchos más objetivos de los que pensaban. Los misiles de paja confundían a los misiles enemigos logrando, muchas veces, que eligieran el objetivo equivocado”, escribió el propio Andrés, en la cuenta de Instagram de su exesposa, Sarah Fergusson, en abril de 2022, cuando se cumplían 40 años del comienzo de la guerra.
“Estaba volando cuando vi un proyectil disparado desde uno de nuestros barcos. Venía directo hacia nosotros pero a último momento giró hacia nuestra izquierda -continuaba Andrés-. Después, el Conveyor fue alcanzado y se desató el incendio. Tuvimos que dejar lo que estábamos haciendo para comenzar la misión de búsqueda y rescate de nuestros hombres en el agua”.

Al pie de la carta, la firma de la polémica: el príncipe usó el tratamiento real HRH (por “His Royal Highness”) que, desde principio de año, le fue quitado.
Héroe y villano
En el mismo escrito, el tercer hijo de Isabel II reflexionaba sobre cómo le había cambiado su vida el conflicto del Atlántico Sur: “Partí joven, fui a la guerra lleno de valentía, y regresé como un hombre cambiado. Dejé las cosas infantiles y la falsa bravuconería. Regresé como un hombre con pleno conocimiento de la fragilidad y el sufrimiento humanos”.
Sin embargo, en ese mismo posteo, el expríncipe Andrés realizaría una acción que sería duramente criticada. Firmó su nota como “Su Alteza Real”, un título del que lo había despojado su propia madre a comienzos de 2022.
De este modo, se juntaron en una misma publicación la faceta de héroe del exmiembro de la familia real junto con su flagrante caída en desgracia, víctima de sus propios pecados y vicios.

El príncipe Andrés fue fotografiado junto a Jeffrey Epstein en el Central Park, en diciembre de 2010 (Sky News)
La rosa se marchitó
74 días duró la guerra de las Malvinas. Los ingleses vencieron y el hijo de la Reina de ese país, que regresó a Inglaterra a bordo del HMS Invincible, se convirtió allí en una de las caras célebres de esa victoria.
Mucho más cuando, en los inicios del conflicto, había resonado la desafiante frase “Que venga el principito”, atribuida al general Mario Benjamín Menéndez, último gobernador argentino de las islas, en referencia a Andrés.

El príncipe Andrés junto a su hermano mayor, el rey Carlos III de InglaterraMax Mumby/Indigo – Getty Images Europe
En estos días se conoció que el Rey Carlos III está trabajando para quitarle a su hermano menor el último de los títulos que lo liga a su status de héroe de guerra. Se trata del cargo militar honorífico de vicealmirante de la Marina Real.
En sentido contrario, la última información que trascendió fue que el monarca autorizó que su hermano menor conserve la medalla que obtuvo por su participación en el conflicto. El argumento que se dio fue que se trata de una condecoración obtenida por servicio activo, y no de un honor otorgado por la Corona.
De este modo, más allá de esta última excepción, de aquellos tiempos de gloria bélica del exduque de York ya no habrá casi evidencias honoríficas. Tan solo quedan a salvo esa medalla, sus recuerdos personales y las imágenes de aquel arribo a Portsmouth, donde el joven recién llegado emanaba felicidad.
La rosa que aquella vez el expríncipe se colocó en su boca sonriente se marchitó tiempo después. Lo mismo ocurrió, años más tarde, con la sonrisa y la reputación del mismo Andrés, aquel héroe de guerra que hoy los ingleses aborrecen.

En 2002, con motivo de los veinte años de la guerra de Malvinas, el príncipe Andrés regresó a las islas y visitó el cementerio argentino de Puerto Darwin (AP Photo/Brian Smith/Daily Telegraph, POOL)BRIAN SMITH – DAILY TELEGRAPH
Fuera de la historia de Malvinas
La huella de Andrew Mountbatten-Windsor está siendo borrada de los edificios públicos de las Islas Malvinas. The Mirror destaca que han descolgado todas las placas que celebraban su heroísmo y sus posteriores visitas.
Malvinas era su último refugio. El lugar donde era reconocido por su valentía y su entrega. Quizá el único lugar donde, durante mucho tiempo, su fama superaba a la de sus hermanos.
Tres semanas después de haber perdido su título de príncipe y de duque de York, Andrew Mountbatten-Windsor comienza a ser borrado de la historia de las Malvinas.
En el aeropuerto de Mount Pleasant, que Andrew había inaugurado en 1985 entre vítores de la multitud, tres años después de su regreso de la guerra, retiraron la placa que recordaba su paso. Acaba de ser desmontada.
En la Infant Junior School de Puerto Argentino, un tramo de la pared que le habían dedicado, con placas recordatorias y pintadas, hoy aparece desnudo. Lo borraron. Sacaron todo. El ex príncipe Andrew “ya no está vinculado a nuestro centro”, confió un responsable de la escuela a The Mirror.
Andrew Mountbatten-Windsor fue, mientras estuvo vinculado a la Familia Real, patrocinador de varias instituciones locales vinculadas a la conservación de la fauna. También esas organizaciones lo repudian. La estación de investigación de New Island también “descolgó” la placa que celebraba su compromiso y agradecía su ayuda.
Este proceso, en Islas Malvinas, comenzó en 2022. Después de que Andrés llegase a un acuerdo económico con Virginia Giuffre, quien lo acusaba de agresión sexual, el hospital King Edward VII Memorial Hospital de Puerto Argentino también retiró una placa con su nombre del edificio.
El heroísmo de Andrés durante la guerra todavía representaba uno de los pocos capítulos luminosos de su vida. Es en Malvinas donde se convirtió en héroe nacional. Ahora, 43 años después, representa la deshonra de la Familia Real, de los Windsor, y todos quieren borrar su nombre.
Por Germán Wille