El puerto de Vigo lidera la pesca ilegal española en el mar argentino

Los buques de España, asociados a empresas de isleños británicos, junto a taiwaneses y coreanos, pescan ilegalmente en Malvinas, y se agregan a los chinos cuando se trata de la pesca de los recursos migratorios originarios de la Zona Económica Exclusiva Argentina en alta mar.

27/11/2025 – https://www.perfil.com/

“El puerto de Vigo lidera la pesca ilegal española en el mar argentino” | Cedoc

Los puertos de España —particularmente el de Vigo— lideran en Europa el desembarque de pesca ilegal de los buques pesqueros españoles en el Atlántico Sur y los buques de este país, asociados a empresas de isleños británicos, junto a taiwaneses y coreanos, pescan ilegalmente en Malvinas, y se agregan a los chinos cuando se trata de la pesca de los recursos migratorios originarios de la Zona Económica Exclusiva Argentina en alta mar.

A pesar de ello, la Revista Puerto (13/11/2025) informa que la secretaria de Pesca de España, María Isabel Artime García, se florea y afirma que “Ningún producto en nuestros puertos procede de actividades de pesca INDNR”. Una abreviatura de pesca ilegal, no declarada y no registrada; tecnicismo que refiere a “pesca ilegal”, que no es otra que “aquella en la cual se capturan especies pesqueras sin cumplir con la regulación internacional o nacional y/o sin control presencial del Estado de bandera (Art. 87°, 92°, 94° y 117° de la CONVEMAR) y/o en espacios marítimos donde no se ha determinado previamente la captura máxima sostenible (Art. 119° de la CONVEMAR) y/o dañando intereses de terceros Estados por realizar las operaciones pesqueras sin acuerdo previo con los Estados ribereños (Art. 27°, 63°, 64° y 116° a 119° de la CONVEMAR) sobre aquellas especies que interaccionan o están asociadas o son migratorias originarias de las zonas económicas exclusivas (ZEE) o migran desde alta mar a la ZEE; o, en el caso argentino, desde la ZEE Argentina a las aguas argentinas de Malvinas o desde estas a la ZEE continental argentina, donde realizan todo acto, de cualquier naturaleza, que atente contra la sostenibilidad de las especies pesqueras y/o contaminen el medio ambiente y/o amenacen la seguridad alimentaria, las fuentes de trabajo y la economía de los Estados…” (Lerena, César, “Pesca ilegal… de los recursos pesqueros de Latinoamérica”, 2022).

Si bien la pesca ilegal puede ser realizada por los buques nacionales en su propia ZEE, en su gran mayoría es una operatoria ilegal de los buques que pescan a distancia fuera de sus jurisdicciones. El 85% de la pesca a distancia en alta mar la realizan cinco países: China, España, Taiwán, Japón y Corea, quienes, del total mundial de 37 millones de horas de pesca, ocupan 25 millones de horas; motivo por el cual puede apreciarse que el mayor daño no lo ocasionan los 216 Estados restantes, sino que lo generan solo cinco, que son los mismos —salvo Japón en los últimos años— que operan en el Atlántico Suroccidental y, por lo tanto, los esfuerzos para reducir la pesca ilegal tendrán pobres resultados si no se trabaja sobre esos cinco países que son responsables de las capturas en alta mar e igualmente responsables del desequilibrio de los ecosistemas, ya que juntos capturan unos 26 millones de toneladas del total de 84 millones/año (2019), es decir, el 31% de las capturas sobre 221 Estados que notificaron actividad en el comercio pesquero (FAO, “Estado Mundial de la Pesca y la Acuicultura”, p. 18, 2020).

Los funcionarios españoles y europeos parecen ignorar esta información, a pesar de que los reglamentos de la Unión Europea consideran a la pesca ilegal una infracción grave que “mina la consecución de los objetivos de las normas vulneradas y pone en peligro la sostenibilidad de las poblaciones”.

Cuando la secretaria de Pesca refiere que “no ingresan productos de la pesca ilegal a sus puertos”, ¿basa esta afirmación en datos estadísticos o es el resultado de la verificación presencial del origen y la trazabilidad de los productos pesqueros que ingresan a España? Esta ilegalidad no se resuelve —como indica esta funcionaria y el comisario de Océanos y Pesca de la Unión Europea, Costas Kadis— digitalizando las certificaciones para ingresar al mercado; por el contrario, lo que se hace es “blanquear” las capturas ilegales fuera de la jurisdicción marítima de la Unión Europea, sin controles presenciales de captura que solo los Estados ribereños podrían realizar.

Las inspecciones en los desembarcos —si los muestreos fuesen representativos— validan la pesca ilegal, y la burocracia convalida el delito si no hay control durante la captura. Al respecto, la Revista Puerto precisa: “Ni la funcionaria española ni el funcionario europeo hicieron mención a las deficiencias del sistema, del cual distintos informes, incluso de la propia Unión Europea, han puesto en duda la eficiencia. Por un lado, solo el 0,29% de los certificados de captura recibidos de terceros países son objeto de verificación ante el Estado del pabellón y se inspecciona menos del 5% de las importaciones”; además de que —como expuso el Faro de Vigo— “la publicación de un listado de barcos autorizados por la Unión Europea para ingresar al mercado figura en la lista con alarma activa y por violación de los derechos humanos, entre otras actividades de la pesca INDNR”. Lo cual da por tierra con las inconsistentes informaciones portuarias respecto a la pesca ilegal.

Lo que plantea la secretaria Artime García es puro marketing y está en las antípodas de un “sistema riguroso para garantizar que ningún producto que entre en nuestros puertos proceda de actividades de pesca ilegal”. En el mejor de los casos, con el mecanismo digital que anuncia, se evitará el uso de papel; pero está lejísimos de evitar que productos de la pesca ilegal se desembarquen en los puertos españoles y de allí se comercialicen en la Unión Europea y en el mundo. Ya ha dicho la FAO: el 30% de las capturas es ilegal.

Además, habría que recordarle a la secretaria Artime García que la trazabilidad no “es una salvaguarda para los océanos y un requisito indispensable para la competitividad”, sino un sistema de aseguramiento alimentario desde la captura al plato del consumidor. Y, en todo caso, para determinar cuál es el origen de la captura y si se trata o no de pesca ilegal, como ocurre con las capturas de los buques gallegos en las aguas argentinas de Malvinas o sobre los recursos migratorios originarios de la ZEE Argentina en alta mar, lo que deben hacer los buques españoles es cumplir con la Constitución de la Nación Argentina, a partir del reconocimiento español de la independencia argentina del 9 de julio de 1816, y el Reino de España reconoció esta independencia en el Tratado de Reconocimiento, Paz y Amistad con la Confederación Argentina el 21/9/1863, ratificado en Madrid el 29/11/1863 y en Buenos Aires el 12/12/1863, y con ello la titularidad argentina de todos los territorios que hasta 1816 pertenecían a España, entre ellos el archipiélago de Malvinas y sus aguas correspondientes (principio de uti possidetis iuris: “como posees, así debes poseer”, que establece que los nuevos Estados heredan las fronteras y territorios de las entidades coloniales previas).

Además de ello, España ha reconocido expresamente la soberanía argentina de Malvinas y sus aguas correspondientes cuando la Comunidad Económica Europea (CEE) firmó el Acuerdo Pesquero entre Argentina y esa Comunidad para pescar en las aguas argentinas (Ley 24.315) y en cumplimiento de las exigencias de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR); las leyes argentinas 23.968, 24.922 y 26.386 y las resoluciones de la ONU 2065 (XX), 3160 (XXVII) y 31/49.

Todas las capturas en el Atlántico Suroccidental son ilegales e ingresan a los puertos españoles, sean o no certificadas con papel o digitalmente. Respecto al total de las capturas originarias de Malvinas, según las estadísticas del “Falkland Islands Government”, sobre el total de 201 licencias otorgadas en 2024 a buques pesqueros por el gobierno ilegal en Malvinas, 37 son a buques de bandera española y 58 a buques de bandera “Falklands” asociadas a empresas españolas, y durante ese año el 82,7% ingresó a España (Redes, n.° 242, 2025). Eso les ha servido para renovar la flota española, construida en base a una pesca ilegal de recursos argentinos en Malvinas.

A ello hay que agregar el ingreso a puertos españoles de entre 160.000 y 180.000 toneladas de recursos pesqueros migratorios originarios de la ZEE Argentina en alta mar.

Refieren la secretaria de Pesca y el comisario de la Unión Europea que el sistema digital “simplificará las políticas y leyes de la Unión Europea, con el fin de facilitar y agilizar la actividad empresarial”. Ello, por cierto, no necesariamente asegura la legalidad de la pesca. ¿Pueden pensar estos funcionarios que con un certificado digital de “trazabilidad” se sabrá cuál ha sido el descarte a bordo (que la FAO estima en 30%); si se realizan trasbordos o si los recursos capturados son migratorios de la ZEE? ¿O suponen que, por el solo hecho de presentar certificados de “trazabilidad”, le quitará la condición de ilegal a las capturas en las aguas argentinas de Malvinas? ¿Cómo sabrán, con esa certificación de trazabilidad, si las operaciones han sido subsidiadas, se ha realizado “trabajo esclavo a bordo” o estas prácticas son depredadoras?

Habría que preguntarse por qué los españoles destinan solo el 3% de sus buques arrastreros a aguas comunitarias y el 97% lo destinan a caladeros externos, donde manifiestan tener 193 buques de gran porte y efectúan el 58% de sus capturas (CEPESCA, Seminario Instituto Marítimo Español, 20/05/2020). Pesca que no se realiza en forma selectiva y sin control presencial. ¿Por qué las empresas gallegas que pescan ilegalmente en el Atlántico Sur no se acogen al régimen de las empresas españolas en la Argentina?

Como muy relevante, también España y la Unión Europea violarían los acuerdos de la OMC respecto del otorgamiento de subsidios a la pesca a distancia.

En fin, parece que los funcionarios españoles, luego de 533 años de la colonización de América, todavía nos quieren seguir entregando “cuentas de vidrio” (espejitos de colores) como a los indígenas de entonces. Y como decía el periodista, historiador y político mexicano Abelardo López de Ayala: “Cuando la estafa es enorme, toma nombre decente”.

(*) Experto en Atlántico Sur y Pesca.