Columnistas // 2022-08-30 / por Juan Cruz Campagna
Luis Vernet fue nombrado en junio de 1829 como Comandante Político y Militar de las islas Malvinas y poco tiempo después tomó posesión oficial de su cargo. Hoy se cumplen 193 años de ese acto de soberanía.
El 30 de agosto de 1829, Vernet tomó posesión formal de su cargo en las islas en nombre del gobierno de Buenos Aires. Así lo describe María Saenz en su diario: ‘‘Muy buen día de Santa Rosa de Lima, y por lo que determina Vernet tomar hoy posesión de las Islas en nombre del Gobierno de Bs. Ays. A las doce se reunieron los habitantes, se enar¬boló la bandera nacional, a cuyo tiempo se tiraron veintiún cañonazos, repitiéndose sin cesar el viva la patria. Puse a cada uno en el sombrero con cintas los dos colores que distinguen nuestra bandera. Se dio a reconocer el Comandante’’.
María tiene 29 años, está casada con el Comandante Político y Militar de las islas Malvinas, y tiene tres hijos. La cuarta nacerá en las islas y le pondrán el nombre de Matilde, aunque todos la llamarán Malvina. El bergantín Betsy ha transportado a la familia Vernet, los muebles de su casa, colonos alemanes e ingleses, provisiones, elementos y una majada de ovejas.
También traen un centenar de cacerolas, medias de lana, camisetas, barriles de vinagre y barriles para carne salada, cocina, clavos, estufas, aceite, galones de ginebra, zapatos, galletas, yerba, azúcar, sillas, arañas de cristal, instrumentos quirúrgicos y hasta una biblioteca y un piano.
Entre las funciones de Vernet, indicadas por el gobierno, se encontraban las de hacer respetar las leyes de la República y cuidar las costas de la pesca ilegal de anfibios. La población fija de las islas alcanzaba entre un centenar y un cen¬tenar y medio de personas. Cuando arribaban naves comerciales, exploradoras, científicas o loberas la población podía llegar a trescientos individuos. Había pescadores, cazadores, científicos o comerciantes que vivían por temporadas o cortos espacios de tiempo.
Habitaban las islas ciudadanos argentinos, ingleses, franceses, alemanes, norteamericanos y de otros países, incluyendo varios de Sudamérica. Algunos pobladores eran indios o gauchos provenientes del Litoral o de la Patagonia, que generalmente trabajaban como peones. Se dedicaban, principalmente, a las producciones ganaderas y se aprovechaba el ganado vacuno que vagaba salvaje por la isla. Otros trabajaban en las construcciones de piedra, en los tambos o en las distintas huertas. Algunos producían queso o manteca. Otros mantenían distintos oficios, como zapateros, herreros y sastres.
Los productos se vendían principalmente a Buenos Aires y consistían en cueros vacunos o de lobos marinos, carne salada y grasa. Una parte de esta producción se exportaba a otros países. De los diarios y documentos de la época se puede constatar una vida activa realizando tareas de pesca, caza de lobos, salazón de pescados, reparación de embarcaciones.
El poblado también tiene su intercambio con los habitantes al otro lado del mar, en la Patagonia argentina. Se trata de distintos grupos de pueblos aborígenes, como onas y yaganes, que comercian con Vernet. Estos pueblos están gobernados por una india anciana que ejerce su influencia en lo que hoy conocemos como Santa Cruz y Río Negro. Esa india, conocida como María ‘‘La Grande’’, tiene un vasto conocimiento sobre todo el territorio.
La vida cotidiana en Malvinas se desarrolla normalmente donde residen ciudadanos europeos, argentinos, de otros países americanos, aborígenes tehuelches y afroamericanos. Todos conviven bajo la bandera argentina y festejan las fechas patrias del 25 de mayo y del 9 de julio. Todos respetan las leyes de la República y están unidos bajo la identidad argentina, al igual que cualquier otro pueblo del país, en la parte continental, del otro lado del mar.
El continuo progreso material y cultural que había alcanzado el poblado de Malvinas quedó registrado en los diarios y testimonios de quienes vivieron o lo visitaron. En la casa de Luis y María había una biblioteca con obras españolas, alemanas e inglesas. Por las noches sonaba buena música y se bailaba. En la habitación había un gran piano que María tocaba mientras cantaba. Los viajeros que pasaron por las islas, mencionaron el refinamiento cultural de los Vernet.
En el cumplimiento de sus funciones, el Comandante Político y Militar detuvo a tres buques norteamericanos que practicaba pesca ilegal. Vernet, a bordo de uno de ellos, la goleta Harriet, con la carga incautada, se dirigió a Buenos Aires, ya que pretendía someter el caso al Tribunal de Presas. Probablemente no imaginó que no volvería nunca más a las islas que se habían convertido en su hogar y en el que había proyectado su vida y la de su familia.
En diciembre de 1831 la corbeta estadounidense Lexington, al mando de Silas Duncan, en represalia por la detención de quienes incumplían la ley, destruyó Puerto Soledad, saqueó el lugar y detuvo e interrogó a varios pobladores. En enero de 1833, aprovechándose de la debilidad en la que se encontraban las islas, la corbeta de guerra británica HMS Clio protagonizó la usurpación de las Malvinas mediante un acto de fuerza ilegítimo.
A 189 años de aquella ocupación ilegal, la recuperación del ejercicio pleno de soberanía sobre aquellos territorios, conforme a los principios del derecho internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino.