27 de junio de 2022 / La Nacion
El encuentro entre Alberto Fernández y Boris Johnson no estuvo precedido de un trabajo previo entre ambas cancillerías
Sin ningún acuerdo previo, ni trabajo conjunto alguno entre ambas cancillerías, el presidente Alberto Fernández le planteó en Múnich al primer ministro británico, Boris Johnson, que llegó el momento de reanudar los vuelos entre las Islas Malvinas y el continente con aviones de Aerolíneas Argentinas. Una propuesta maquillada con un toque de espectacularidad, en momentos en que ambos gobiernos atraviesan fuertes turbulencias.
A 40 años de la guerra de Malvinas, no es la primera vez que la improvisación aparece en el escenario de la delicada relación entre la Argentina y Gran Bretaña.
En septiembre de 2016, el entonces presidente Mauricio Macri sorprendió a la premier británica Theresa May en una pausa de la asamblea general de las Naciones Unidas, en Nueva York, y le dijo que estaba listo para comenzar “un diálogo abierto que incluyera el tema de la soberanía sobre las islas Malvinas”. Una propuesta fugaz que no tuvo continuidad.
“La improvisación en política exterior es un clásico en gobiernos de estas características. Creen que las cosas se arreglan en un pasillo o en una charla de café”, evaluó una experimentada fuente diplomática, en diálogo con LA NACION.
Hay cierto consenso en que la causa Malvinas, particularmente, ha sido utilizada sucesivamente por la dirigencia política para esconder problemas argentinos y despertar el patriotismo.
Un antecedente similar se dio en ocasión del conflicto con Uruguay por la habilitación de las pasteras, que derivó en el prolongado corte del puente internacional en la frontera, cuando Néstor Kirchner dijo que se encontró con Tabaré Vázquez en un baño y acordó superar las trabas. “Es del palo”, comentó el presidente argentino, en relación con la “sintonía” que percibió en el encuentro ocasional que mantuvo con el entonces líder del Frente Amplio, con el que más tarde tuvo una muy mala relación.
En ese divorcio entre el ejercicio de las negociaciones diplomáticas y las urgencias políticas se da la propuesta de Alberto Fernández para que Aerolíneas sea la línea comercial que conecte las expectativas de los isleños con los intereses de los argentinos. El escenario del castillo de Elmau, en los Alpes bávaros, le entregó un entorno majestuoso a la reunión bilateral, pero ello no realza ni mejora el contenido de eventuales acuerdos.
Los vuelos del sábado
El diálogo entre Fernández y Johnson, que no arrojó pronósticos auspiciosos, se dio, además, cinco días antes de que efectivamente se reanuden los vuelos a Malvinas, suspendidos hace dos años por la pandemia. Las restricciones por el coronavirus aislaron a las islas, que ahora podrán volver a conectarse con el mundo. El próximo sábado, la compañía Latam volverá a prestar servicios entre la ciudad austral chilena Punta Arenas y Puerto Argentino. Y se prevé tener dos escalas mensuales en Río Gallegos, como ocurría antes de la interrupción.
Lo recordó recientemente en un tuit el secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, Guillermo Carmona, al destacar que ello facilitará el traslado de los familiares de los soldados caídos en las islas para visitar el cementerio de Darwin.
Según pudo saber LA NACION de fuentes de la Cancillería, por el momento no existen posibilidades de restablecer el vuelo que partía del aeropuerto de San Pablo, con escala en Córdoba.
“En el mundo diplomático civilizado, los gobiernos se sientan a hablar después de varias instancias de acuerdos previos y en ese encuentro conversan casi guionados por sus cancillerías”, deslizó una fuente diplomática, al contrastar con la improvisación de estas latitudes.
Recordó, en el mismo sentido, que varios gobiernos argentinos anunciaron la creación de la moneda única del Mercosur, que nunca se concretó. “El euro fue un punto de llegada, no de partida. La diplomacia y la economía tuvieron que trabajar muchos años. En el caso de los vuelos es lo mismo”, se indicó.
Al respecto, el exvicecanciller Andrés Cisneros aportó su propia experiencia. “La base de cualquier negociación diplomática o comercial es que lo que una parte obtenga sea proporcionalmente equiparable con el logro que se lleva de esa negociación. Si Gran Bretaña accede a una ruta aérea que le permita acceder a conquistas comerciales de envergadura y la Argentina solo obtiene una escala simbólica, ni siquiera el destino terminal de un vuelo, y ellos siguen de largo, habrá que revisar si un acuerdo de ese tipo es conveniente”, razonó el exfuncionario.
Por Mariano De Vedia